Seguramente todos hemos sufrido, a lo largo de nuestra vida, cuando menos una pérdida importante o hemos vivido una situación dolorosa e inesperada, como es la muerte de un ser querido, la pérdida de un bien patrimonial, la pérdida de un buen trabajo, la pérdida de la salud por una enfermedad temporal grave, la pobreza, una catástrofe, etcétera.
La misma situación que estamos viviendo en este momento, en el que se han juntado el riesgo de infección y muerte por el Covid-19, la inseguridad laboral, la inestabilidad económica, el incremento de la violencia, el encierro obligatorio en casa, entre muchos más, está provocando en un gran número de personas, una situación de miedo, preocupación e incertidumbre, al enfrentarnos a algo inesperado y grave. En el caso de nosotros, las personas con discapacidad visual, ya seamos ciegos o débiles visuales, la pérdida de la vista, después de tenerla durante un determinado número de años, resulta ser una de las pérdidas más impactantes.
Y algo que seguramente no logramos explicarnos, o nos llama poderosamente la atención, es por qué algunas personas, pese a lo importante de la pérdida, se recuperan y salen adelante de una manera asombrosa; esa capacidad de sobreponerse a un estímulo adverso o pérdida importante, es lo que se conoce como la Resiliencia.
¿Qué es la Resiliencia?
Resiliencia viene del término latín resilio, que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, resurgir, rebotar.
La palabra Resiliencia, en cuanto a la física y la química, designa la capacidad del acero para recuperar su forma inicial, a pesar de los golpes que pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo. Antecedido por el prefijo “re”, que indica repetición o reanudación.
La resiliencia es la resistencia frente a la adversidad y la capacidad de reconstruirse.
“Es una actitud vital positiva, a pesar de las circunstancias difíciles y representa el lado positivo de la salud mental. Consiste también en saber aprender de la derrota y transformarla en oportunidad de desarrollo personal”.
Afirma la Doctora en psicología y psiquiatría Rafaela Santos, autora del libro “Levantarse y luchar”, de editorial Conecta, galardonado con el Premio KnowSquare al Mejor libro de Empresa.
La neurociencia, constituye un sustento importante de los trabajos en Resiliencia, puesto que aporta la base científica, que muestra que el cerebro humano es capaz de adaptarse a los cambios, a través de la plasticidad neuronal. Esa adaptabilidad del cerebro permite al ser humano tener fe en el futuro y superar situaciones en las que parece no existir salida. En este sentido, el desarrollo de una mayor resiliencia, y ser conscientes de la existencia de esta capacidad humana, suponen una oportunidad para superar los retos que se presentan en el día a día, y estar preparado ante esos dos o tres acontecimientos traumáticos que se presentan en la vida de toda persona y que pueden llegar a “romperla”, en palabras de la misma Doctora Rafaela Santos.
Diez pilares de la Resiliencia:
Continuando con el análisis del libro “Levantarse y luchar”, de la Doctora Rafaela Santos, encontramos una escala de Resiliencia, que se basa en 10 dimensiones y conceptos:
- Introspección: Capacidad de observarse, conocerse a sí mismo y darse una respuesta honesta, en relación al mundo exterior.
- Motivación esencial: Capacidad de darle sentido a la vida, creando su propio proyecto trascendente.
- Autorregulación emocional: Capacidad de afrontar tensiones sin victimismo, como parte de la vida, debilitando la respuesta al estrés.
- Independencia y autonomía emocional: Capacidad de mantener distancia emocional y física ante los conflictos, sin caer en el aislamiento. Saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas.
- Confianza en sí mismo y en sus propios recursos: Adecuada autoestima, iniciativa y responsabilidad para lograr autonomía personal.
- Capacidad de relacionarse: Habilidad para establecer vínculos afectivos con otras personas, creando relaciones saludables. Equilibrar la propia necesidad de afecto, con la actitud de ayudar a otros.
- Actitud positiva y optimismo: Capacidad para resolver problemas de forma creativa y sin caer en dramatismos.
- Sentido del humor y creatividad: Para resolver problemas disminuyendo su importancia o gravedad, y sabiendo encontrar lo cómico en la propia tragedia.
- Colaboración y compromiso: Capacidad de comprometerse con valores y ayudar a otros.
- Moralidad, ética y coherencia: Mantener una unidad de vida entre lo que se dice y lo que se hace, fundada en criterios sólidos.
Prevenir el estrés y vivir con Resiliencia
La doctora Santos propone 12 consejos sencillos, para vivir con plenitud el día a día:
- Reflexiona sobre qué es lo que de verdad te importa y vuelve a orientarte a tus objetivos vitales.
- Desconecta al llegar a casa, para conectar con tu familia o amigos.
- Proponte pistas de frenado auténticas cada fin de semana, para regular el estrés y mantener las amistades.
- No admitas en tu vida las quejas, son improductivas y pierde calidad tu personalidad.
- Enfócate en el área de influencia, en vez de en el área de preocupación, para eliminar cuanto antes los conflictos.
- Aprende a sonreír y manejar la comunicación asertiva, y no violenta ante los conflictos.
- No te dejes invadir por la inmediatez, vivir pendiente de los mensajes va en detrimento de la calidad de vida personal, en todos los aspectos.
- Crea un espacio de paz, donde poder pensar y recuperar tus coordenadas vitales, ante la prisa y el estrés.
- Evita las discusiones mediante inteligencia emocional, inteligencia para saber a dónde voy y empatía para entender al otro.
- Mantén la forma física: alimentación sana, sueño adecuado y hacer ejercicio con regularidad.
- Practica la “ecología informativa”, no difundas malas noticias gratuitamente.
- Dedica tiempo a tus amigos de siempre y cultiva tus aficiones.
Luchemos por ser unas personas RESILIENTES con discapacidad visual
Las personas con más capacidad para superar las adversidades, es decir las personas más RESILIENTES, son las que están más satisfechas con la vida.
En nuestro caso, quienes perdimos la vista, después de cierto tiempo de tenerla, resulta ser una de las situaciones más adversas en nuestras vidas, en la que algunas personas, sufren las secuelas toda la vida; mientras que otras, la mayoría, se sobreponen y la intensidad de las emociones negativas, va decreciendo con el tiempo; pero, hay un tercer grupo de personas, a quienes la vivencia de la pérdida, las hace crecer personalmente, haciendo que sus vidas adquieran un nuevo sentido y saliendo reforzadas. Seamos nosotros de este tercer grupo de personas, INTENTANDO PONER EN PRÁCTICA LOS CONCEPTOS AQUÍ MENCIONADOS.
Ojalá todas las personas en general, débiles visuales, ciegos o personas comunes, fueran del tercer grupo. Felicidades y ánimo.
Hola Luis, nos gusta que nos des tus comentarios en varios artículos, efectivamente si todos aspiráramos a formar parte del tercer grupo que mencionas, todos estaríamos mucho mejor y nuestro entorno sería menos complicado. Saludos cordiales
Me gustó y los felicito. Ánimo !!!
Excelente, gracias.
Julio como estás, gracias por seguirnos e interesarte en estos artículos, la resiliencia es algo muy importante en lo que debemos de trabajar todos, tengamos o no alguna discapacidad. Saludos afectuosos.