Mi historia de vida, Concepción Mora Forte

Introducción

Antes de leer mi historia, quiero que sepas que no ha sido escrita para que veas en ella un ejemplo de superación, un espejo en el cual mirarte o un modelo a seguir, ya que antes que mujer con discapacidad visual soy un ser humano, con ilusiones, aspiraciones, sueños, caminos por andar y miles por recorrer. Mi historia quizá podría ser la tuya o la de muchos otros. Hazla tuya si lo prefieres, pero no me mires con admiración, no soy una heroína: soy mujer, soy humana, de carne y hueso.

Vida y Obra

Mi nombre como el de mi amada abuela es Concepción, nombre que para mí significa fuerza, esperanza, acción y sabiduría.

Mis padres dicen que nací un 26 de diciembre de 1981, en un pueblo con aspiraciones de ciudad ubicado al sureste de España, Yecla, Murcia.

Debido a circunstancias externas, a pesar de que no nací prematura, no pude desarrollarme de modo óptimo en la placenta materna, por ello nací muy pequeña, lo cual provocó que durante mis primeros 2 meses de vida estuviera en una incubadora, donde mis ojos fueron quemados con oxígeno de más, causando mi discapacidad visual.

Sin embargo, ello nunca ha sido impedimento para recibir el amor incondicional de mi familia, fui llevada a diferentes especialistas de todo tipo, a fin de saber si algún día podría ver, mas nunca podrá ser. No obstante, llegó la aceptación, pues amado lector, el amor implica aceptación.

Como toda niña aprendí a caminar, hablar y a jugar; como toda niña fui a la guardería, donde aprendí a explorar; como toda niña fui al colegio, aunque unas veces producto de la ignorancia, otras producto de los prejuicios, no pude estudiar en la escuela esperada.

Más, ¡lo logramos, sí! Un vecino de mi padre tenía un colegio, y tuve el honor de ser admitida, pues el director había coincidido en la universidad con una persona ciega.

Allí gracias a mi madre y a mi profesora de apoyo aprendí a leer y a escribir, parte hoy fundamental y trascendental en mi vida; allí aprendí a sumar, restar, multiplicar y dividir; allí aprendí como la palabra conforma el mundo; allí aprendí el contacto con la diferencia, pues aunque iguales, de un modo u otro todos somos diferentes.

En muchos recreos estuve sola, sin jugar, en muchos recreos recibí burlas, bromas de mal gusto, producto del miedo de mis compañeros, miedo a no saber cómo acercarse a mí. Yo para ellos era una responsabilidad, un cargo que cumplir.

La profesora tenía la costumbre que cada semana una persona realizara una actividad diferente en el aula o salón, como vaciar las papeleras, y uno de esos cargos era cuidar de mí.

Pasó el tiempo y decidí ir a un colegio especializado de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles), en donde estuve desde 1993 hasta 1997, con la finalidad de seguir adquiriendo conocimientos, sobre todo de la vida diaria. En el centro tuve la oportunidad de conocer a personas de mi edad con mi misma discapacidad. Aprendí muchísimo de ellos. Me forjaron, parte de lo que hoy soy es un poco gracias a ellos.

En esa época, sin razón aparente me comenzaron a doler los ojos. De nuevo viajes a diferentes médicos, de nuevo mil diagnósticos, de nuevo no daban soluciones. Hasta que descubrieron que era urgente extirpar los ojos y ponerme prótesis oculares. ¡Benditas sean! ¡Adiós dolor! Este no me permitía ni si quiera que me rozara el sol.

Como consecuencia de ello, mi columna vertebral se resintió, provocando que durante un tiempo tuviera que llevar corsé.

Todo pasa, igual que llega.

Marché del colegio en 1997 y comencé en mi ciudad la secundaria, pasando después a estudiar el bachillerato.

Actualmente, estoy retomando el grado de Lengua y Literatura Española, a fin de algún día impartir clases en secundaria y bachillerato de Lengua y Literatura. Estudio piano por afición.

He colaborado impartiendo charlas o pláticas como voluntaria en una asociación de discapacitados local, (ADFYdfy, Asociación de Discapacitados Físicos de Yecla), así como en nuestro museo en la parte concerniente a la accesibilidad de las personas con discapacidad visual.

Formo parte de un coro donde los integrantes vivimos en varias partes del mundo hispano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *