Hace poco tiempo me tocó mi cita con el oftalmólogo y me presenté a las 11 de la mañana, me dieron la ficha que me tocaría siendo el número 1 de la fila.
Minutos más tarde, me pasaron al consultorio y me sentaron en un banquito de madera, la asistente que me atendió me preguntó: ¿Qué letra es ésta, joven?, rápidamente le contesté ¿Cuál letra, de qué habla?
La asistente no se percató que yo soy una persona ciega, que esporádicamente asisto al oculista para un chequeo general de mis ojos, la joven se disculpó y me regresó a mi lugar con las demás personas que estaban esperando turno.
Nuevamente me hablaron por mi nombre y me permitieron la entrada al consultorio, el oftalmólogo le comentó a la enfermera que me colocaran en uno de los aparatos para realizarme el chequeo de mis ojos. El doctor detenidamente me revisaba los ojos, haciendo gestos de desagrado y después de unos minutos me llevó al escritorio y comentó: ¡Usted está ciego de ambos ojos!
En lugar de darme coraje, me dio risa y le comenté: “Doctor a poco no me vio desde que entré, que uso un bastón blanco para moverme de un lugar a otro y claro que soy ciego, mi cita es nada más de un chequeo general, para saber cómo me encuentro de mis ojos, si no presento alta presión o alguna infección, entre otras cosas”.
Si te das cuenta, existen doctores que solamente te atienden por inercia y no se percatan de las características de las personas, en este caso no se dio cuenta que era ciego desde el principio, se hubiera ahorrado comentarios que me hizo.
¿A poco a ti nunca te ha pasado este tipo de cosas? Jajajajjajajajaj ajjajajja ajjaa
Artículo escrito por el Dr. Ignacio Santiesteban Niebla, Especialista en Ceguera y Baja Visión, Culiacán, Sinaloa, México.