LAS SECUELAS DEL COVID-19, ALGO QUE PUEDE RESULTAR PEOR QUE EL MISMO VIRUS

Ha pasado más de un año desde que inició la pandemia, y es más lo que desconocemos del COVID-19 y no se diga de sus secuelas, que lo que realmente conocemos.

Durante prácticamente todo el 2020 y lo que va del presente año, nos hemos visto atiborrados de información a través de todos los medios de comunicación, incluyendo obviamente las redes sociales, con noticias relacionadas con el COVID-19, de los casos cada vez más numerosos de infectados en todo el mundo y el número creciente de muertos.

Pero esa información que recibimos, en la mayoría de los casos imprecisa y contradictoria, fue creando un ambiente de incertidumbre, desconcierto y desconfianza en la población; en cuanto a la información generada por las autoridades de salud de nuestro país, mejor ni hablar, el más claro ejemplo de su poca credibilidad, es que un gran número de funcionarios de primer nivel se infectaron, sin que a la fecha haya un cambio en las “estrategias implementadas”, ni siquiera un cambio en el discurso oficial.

De las secuelas post-COVID poco o nada se dice, por lo que nos dimos a la tarea de investigar en diferentes sitios web y esto fue lo que encontramos:

Secuelas post-COVID

Las secuelas del COVID-19 pueden ser de varios tipos, tanto físicas como psicológicas. Dependen en gran parte de la gravedad de la enfermedad y de la atención médica que recibió el paciente.

Un paciente que no necesitó internamiento puede no presentar ninguna secuela, mientras que un paciente que estuvo internado, no se diga si estuvo en terapia intensiva, puede tener varias secuelas tanto por la enfermedad, como por la inmovilidad durante su tratamiento.

En los últimos meses, se han publicado a nivel mundial diversos estudios que apuntan a las posibles secuelas del COVID-19. No obstante, es imposible determinar en este momento si esas posibles secuelas identificadas son temporales o permanentes.

Se sabe, por ejemplo, que algunos síntomas pueden persistir no solo en los casos más graves de la enfermedad y que, además del daño a los pulmones, el COVID-19 puede afectar al corazón, los riñones, el intestino, el sistema vascular e incluso el cerebro.

La reducción de la capacidad pulmonar, fue una de las consecuencias documentadas entre la mayoría de los pacientes de COVID-19 en el mundo.

El neumólogo Gustavo Prado, del Hospital Alemán Oswaldo Cruz en Sao Paulo, Brasil, asegura que ha recibido un significativo volumen de pacientes que registraron un COVID-19 moderado y que sufren, por ejemplo, cansancio y dificultad respiratoria.

En los casos más severos, es posible que se produzcan secuelas permanentes, como fibrosis pulmonar, una enfermedad crónica caracterizada por el daño al tejido pulmonar y la formación de cicatrices. “La cicatriz llena el espacio, pero no tiene la misma elasticidad, las mismas características, que el tejido original”, explica el Dr. Prado. De ahí que el pulmón se expanda menos o con mayor dificultad, con la consecuente pérdida de la eficacia en cuanto al intercambio gaseoso. Junto a la capacidad respiratoria reducida, se produce la disnea y la fatiga.

Uno de los primeros estudios sobre la función pulmonar de los pacientes que habían sido dados de alta en China, mostró que la reducción de la capacidad pulmonar era una de las principales consecuencias observadas, incluso entre aquellos que no estuvieron en estado crítico. Difundido en la publicación especializada “European Respiratory Journal”, el informe subraya la incidencia de un fenómeno similar en epidemias causadas por otros tipos de coronavirus, como el SARS y el MERS, en los que esta secuela duraba meses o años en algunos casos.

Recientemente, un estudio publicado en el “Journal of the American Medical Association” (JAMA, por sus siglas en inglés), concluyó que, entre 143 pacientes evaluados en Italia, solo el 12.6% había sido ingresado en cuidados intensivos, pero el 87.4% reportaba la persistencia de al menos un síntoma entre ellos, fatiga y dificultad respiratoria, más de dos meses después de ser dados de alta.

“Hemos visto una demora en la recuperación total de pacientes que estuvieron en condiciones moderadas de la enfermedad”, señala el neumólogo João Salge, del centro brasileño Fleury, que se ubica en São Paulo, Brasil. Muchos de estos pacientes, indica, vuelven a sus actividades diarias, pero siguen sufriendo cansancio o ven su productividad o calidad de vida afectadas. El médico recomienda a estos grupos que realicen ejercicio físico, respetando las limitaciones del momento, y que traten de desafiar a su organismo paulatinamente para que se recupere.

Síndrome post-UCI

El periodo prolongado en el hospital, también incrementa las posibilidades de que se produzca otro problema, que afecta a aquellos con infecciones severas: el síndrome post-UCI.

Lejos de ser exclusivo del COVID-19, este tipo de daño caracteriza a otros muchos síndromes de respiración severos. Aunque una particularidad del nuevo coronavirus, es el hecho de que el intervalo de hospitalización para pacientes contagiados de la enfermedad es habitualmente mayor, lo que aumenta la probabilidad de la aparición de este tipo de secuela.

El síndrome post-UCI se caracteriza por la pérdida de fuerza muscular, cambios en la fuerza motora o sensibilidad debido a la disfunción del nervio, a la depresión, ansiedad, cambios cognitivos, deterioro de la memoria y de la capacidad para razonar.

Afectaciones en diversos órganos en organismos “recuperados”.

Secuelas en los pulmones

Los pulmones son una suerte de “zona cero” para el COVID-19. Una vez que el virus consigue cruzar nuestra barrera inmunológica y se establece en nuestros pulmones, sigue dañando otros órganos.

Además de los pulmones, específicamente en los alvéolos pulmonares, la proteína ACE2 que es la enzima convertidora de angiotensina 2, es el receptor que facilita la entrada del coronavirus en las células, también se encuentran en órganos como el corazón, el intestino y los riñones, que han sufrido mayores daños en pacientes en condición más grave. “Por eso decimos que el COVID-19 es una enfermedad sistémica, y no solo una enfermedad respiratoria”, apunta La investigadora de la Fundación Oswaldo Cruz de Brasil (Fiocruz), Margareth Dalcolmo.

Secuelas en corazón

Un estudio reciente, con resultados preocupantes, llevado a cabo en Alemania halló que, de 100 pacientes recuperados, el 78% registró algún tipo de anomalía en el corazón más de dos meses después de ser dado de alta. La mayoría (67%) había experimentado una forma leve de la enfermedad y ni siquiera habían sido hospitalizados.

Secuelas en riñones

En el caso de los riñones, la evidencia muestra una alta incidencia de agotamiento entre los casos más graves de COVID-19. Un amplio estudio con datos de pacientes ingresados en Nueva York reveló que, de 5 mil 449, más de un tercio, es decir mil 993, había desarrollado insuficiencia renal aguda.

Secuelas en cerebro

Los daños en el cerebro, también han sido documentados en pacientes “recuperados” de COVID-19.

El neurólogo Jaderson Costa da Costa, señala que entre los casos más graves observados en el Hospital São Lucas, en Porto Alegre, Brasil, están las convulsiones, casos del síndrome Guillain-Barré (que ataca el sistema nervioso y causa debilidad y hormigueo en las extremidades) y encefalitis, la inflamación del cerebro.

Un estudio reciente de la University College de Londres, Inglaterra, puso el foco en un caso de encefalitis severo y raro que ha afectado a algunos pacientes con COVID-19, la encefalomielitis diseminada aguda. Otra complicación neurológica, que los médicos han identificado en pacientes con casos severos, es la incidencia de apoplejías.

Secuelas en el sistema vascular

Por alguna razón que los científicos aún desconocen, el COVID-19 aumenta la tendencia de la sangre a coagularse, tanto que un fragmento de proteína usado para el diagnóstico de la trombosis, El dímero D (que es un fragmento de proteína que se produce cuando un coágulo de sangre se disuelve en el cuerpo), se convirtió en una señal de la gravedad de pacientes con COVID-19. “Cuando está alto, es señal de una posible evolución a un estado más grave”, explica el neumólogo João Salge, del centro brasileño Fleury, localizado en São Paulo, Brasil.

La coagulación incontrolada puede llevar a la trombosis venosa o bloqueo de una vía sanguínea, que puede originar se produzca un derrame cerebral, una embolia pulmonar o necrosis de las extremidades, llevando a la necesidad de amputación, que ya se ha dado en pacientes con COVID-19.

Las secuelas, aspecto que en nuestro país, han sido ignoradas por el Sector Salud

Las siguientes, son algunas de las secuelas más comunes que miles de pacientes “recuperados” del COVID-19, han experimentado en muchos casos meses después de su alta médica: Dificultad para respirar, dolor de espalda, dolor de estómago, dolor de cabeza, pérdida de olfato y gusto, mareo constante, náuseas, vómito, insomnio y cansancio extremo.

En las estadísticas de la Secretaría de Salud, esos miles de pacientes están registrados como personas “recuperadas” de COVID-19, con gran beneplácito de las autoridades de nuestro país. Sin embargo, su recuperación no ha sido total ni plena como lo aseguran, pues los malestares persistentes que clínicamente se han denominado síndrome post-COVID han impedido que regresen a su vida cotidiana; lo más preocupante, es que no existe en las autoridades sanitarias un plan para atender a este número tan importante de mexicanos.

El Doctor Alejandro Macías Hernández, Titular del Área de Microbiología y Enfermedades Infecciosas, del Departamento de Medicina y Nutrición de la Universidad de Guanajuato , explica “que el síndrome post-COVID se presenta aproximadamente en el 60 por ciento de las personas que han dado positivo a COVID-19; los malestares asociados o secuelas se pueden complicar dependiendo del grado de afectación que generó el COVID-19 en cada persona, e incluso, puede manifestarse en aquellas que fueron asintomáticas”.

Aunque por ahora no existen pruebas diagnósticas o información suficiente para medir las secuelas que puede traer en los pacientes el COVID-19 a un mediano y largo plazo; diversos países en el mundo han creado las primeras clínicas de atención post-COVID no sólo para atender las secuelas sino para estudiarlas y, así, obtener información científica sobre la gravedad y persistencias de las molestias.

Para saber la perspectiva que sobre el tema se tiene en la Secretaría de Salud en nuestro país, se le preguntó al Doctor José Luis Alomía Zegarra, titular de la Dirección General de Epidemiología, lo siguiente: ¿Qué protocolos se tienen para la atención de pacientes que presentan secuelas tras haber dado positivo a COVID-19? ¿Se están considerando la creación de áreas de atención Post-COVID?

La respuesta del citado Doctor Alomía Zegarra fue que a la fecha, en la Secretaría de Salud no se cuenta con un plan integral de atención Post-COVID; la justificación fue: “el rezago histórico que el Sistema Nacional de Salud ha tenido, específicamente este que tiene que ver con el tema de la rehabilitación, y no solamente en el marco de COVID-19, sino de todas las enfermedades que en su momento producen secuelas, complicaciones o dejan cicatrices en diferentes lugares, requieren de una atención que actualmente no tiene la mejor de las coberturas”.

Es decir, el apoyo gubernamental sólo está en los recursos virtuales que se ofrecen a quienes tienen secuelas, principalmente respiratorias, y las cuales consisten en materiales audiovisuales para realizar en casa terapias para el fortalecimiento de la capacidad pulmonar, herramientas que están disponibles en el sitio web de la Secretaría de Salud, que es www.coronavirus.gob.mx

Fuentes de las que obtuvimos la mayor parte de la información:

www.bbc.com › mundo › noticias-53759283

www.who.int › Acceso › Comunicados de prensa › item

Comentario final

Ante la manifiesta incapacidad de las autoridades de salud para atender a las personas “recuperadas”, se integró un grupo de Facebook denominado “COVID-19 Persistente México-Apoyo Solidario”, para que quienes tienen secuelas persistentes puedan encontrar formas de sobrellevar este duro momento; así como para crear un plan de acción para exigir a las autoridades atención inmediata, para no ver más degradada su salud.

Por tanto, estar unidos en la exigencia de protocolos de atención y lograr el reconocimiento como personas con síntomas persistentes de COVID-19, son dos de los objetivos centrales del grupo “COVID-19 Persistente México-Apoyo Solidario”; pues para ellos es relevante que el estado sepa que no son una mera estadística, y que no hay para ellos una plena recuperación como se presume cada tarde en las ruedas de prensa de la Secretaría de Salud, ya que recuperarse plenamente sería no tener secuelas persistentes.

Finalmente nos gustaría mucho que nos ayudaras a enriquecer este artículo, compartiéndonos en la sección de comentarios en nuestro blog, ¿Cuál ha sido tu experiencia como “recuperado” de COVID-19? ¿ya te reintegraste a las actividades que realizabas antes de contagiarte de COVID-19?.

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Artículo escrito por José Antonio Anguiano Cortés, que se publica en el blog HIT – Hagamos de la Inclusión un Todo, bajo la responsabilidad del autor.

2 comentarios sobre “LAS SECUELAS DEL COVID-19, ALGO QUE PUEDE RESULTAR PEOR QUE EL MISMO VIRUS

  1. Que tal buenas noches, quisiera comentar si de algo sirve, que conozco tres personas que tuvieron covid y me comentan que han tenido crisis de ansiedad al grado de tener que regresar a un hospital para controlarlos por medio de medicamentos, también comparto el comentario de que no se tiene información suficiente sobre el covid y los trastornos post enfermedad de la misma a pesar de los avances científicos. Para finalizar quisiera saber si alguien sabe de algún caso similar al que acaba de comentar. Gracias y saludos para todos.

    1. Estimado Luis, ya extrañábamos tus comentarios y como siempre muy atinados, entre los integrantes de HIT, si conocemos personas que han tenido este tipo de secuelas, no en todos los casos tuvieron que ser internados, pero si requirieron tratamiento con medicamentos especiales. Saludos cordiales.

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