Cuento escrito por: Margarita Islas Espinosa
Foto de Allan Mas en Pexels.
Dedicado al Doctor Ignacio Santiesteban, el Mago de la Pedagogía Táctil.
Un día la pequeña Valeria buscaba en los cajones de la máquina de coser de su abuelita un botón pedido por su mamá, cuando curiosamente vio salir de uno de los cajones un globo de color azul claro, aparentemente común y corriente, pero algo llamó su atención y lo tomó colocándolo sobre la colcha de flores que cubría la cama donde estaba sentada, de pronto vio al globo estirándose como si descansara de tanto estar encogido.
Al principio echó la culpa al aire y volteó hacia la ventana del cuarto, pero la vio cerrada, entonces murmuró:
– Creo que alguien me quiere asustar, veré si no tiene algo amarrado en la boquilla. Seguro lo están moviendo de ahí.
Pero nada, por más que lo revisó no halló ningún truco y dijo:
-Ah, entonces, ¿eres mágico, verdad?
-Oh sí, ¿cómo lo supiste?
-Órale hasta hablas y yo sólo estaba bromeando, vaya sorpresa, ¿Pero qué haces aquí?
-En realidad no lo sé, estaba descansando en el sombrero de mi amigo el mago Santiesteban el creativo y aquí desperté.
-El mago Santiesteban, ¿mi tío?
-Yo no sé si sea tu tío, pero cuando desperté estaba en un cajón frío y obscuro.
La niña volteó para todos lados y vio sobre la máquina de coser un gran sombrero de color rojo con hilos plateados y círculos dorados alrededor.
-Oh sí, aquí está el sombrero de mi tío, creo que estaba descosido y mi abuelita lo remendó, pero cuéntame sobre tu magia y la de mi tío por favor.
-Está bien, al cabo que ya me descubriste te diré: yo puedo alargarme, encogerme, hacerme gordo o delgado para tomar la figura deseada hasta hacerme como una canica o cualquier figura geométrica, para formar números, letras y animalitos con los cuales tu tío enseña a los niños con discapacidad visual como él.
-Eso es genial, ¿pero cómo es eso?, yo creía que por su forma de vestir y su gran sombrero mi tío trabajaba en un circo.
-Tanto como en un circo no, pero como es muy creativo, a veces hace a los niños imaginar su salón de clases como un circo, un zoológico, un parque y todo cuanto se le ocurre.
-Sí que es creativo el tío, ¿eh? yo hasta lo imaginé dando sus funciones en las escuelas donde acude porque siempre lleva un montón de cosas y material reutilizado como cajas de medicina, carteras de huevo, botellas de plástico, tapa-roscas, cartón, muñecos de plástico, latas y muchas otras cosas. ¿Pero tú cómo le ayudas?
-Bueno, como te digo, puedo transformarme en varias cosas, a veces le sirvo de regla para medir sus trabajos, me pongo de modelo cuando está elaborando un material y con decirte que hasta de bastón le sirvo cuando los niños no quieren usar el suyo.
-¡A eso yo le llamo creatividad de verdad!
-Sí, hasta ha creado un antecesor de bastón para los niños que apenas empiezan a caminar y un pre-bastón para los niños que están en preescolar; pero no le digas a tu tío que sabes nuestro secreto.
-Está bien, pero aún me queda una gran duda, pues no me has contado de dónde tienes tu magia y cómo llegaste con él.
-La verdad, siempre he estado con él; en realidad es como mi papá porque yo era un globito normal, pero como ya sabes, el mago Santiesteban siempre anda inventando cosas y en una ocasión quiso crear una fórmula para fortalecer los globos y no se tronaran con facilidad; entonces accidentalmente tropezó tirando toda su mezcla sobre mí y en lugar de hacerme más fuerte me hizo como ahora me ves.
-Entonces seguro podrá hacer más globos como tú.
-No creo porque ni se acuerda de los ingredientes de su fórmula y al fin ni le sirvió para lo planeado y además imagínate si hubiera muchos como yo sería un caos. ¿No crees?
-Eso sí, yo hasta quería uno como tú para presumirles a mis amigos, pero tienes razón querrían robarlo y venderlo como algo raro y mejor así; mejor le diré a mi tío que te preste un ratito conmigo cuando esté solita y guardaré su gran secreto.
En eso entró la abuelita de Valeria, tomó el sombrero ya restaurado para entregarlo a su hijo y la niña tratando de devolver al globito le hacía la plática, pero su abuelita salió de la habitación sin hacerle caso sosteniendo el sombrero con ambas manos; entonces la niña lo guardó en su bolsita de mano y salió junto con su abuelita a saludar a su tío.
-Hola tío querido, es un milagro verte por aquí.
-Hola Valeria querida, eso digo, casi ni me visitas y el milagro es verte aquí con tu abuelita.
-Tienes razón, prometo venir más seguido para platicar con el mago de la creatividad.
Ante la respuesta de la niña el Profesor Santiesteban quedó sorprendido y preguntándose si la niña vería a su globito mágico, la llamó:
-A ver Valeria, ¿por qué me dijiste el Mago de la Creatividad, acaso sabes algo de mí?
-La verdad cuando fui por un botón a la máquina de coser de la abuelita encontré un globito azul claro muy bonito como queriendo salir de un cajón, lo tomé y ya te imaginarás, pero prometo no decir algo, de hecho aquí lo traigo porque la abuelita no me dio tiempo de guardarlo en tu sombrero.
– Entonces ya sabes mi secreto, sólo te pido lo guardes como un tesoro muy valioso.
-Claro, tío Esteban, no te preocupes, sólo te pido que un día me invites a tu salón donde tu magia transporta a los niños a lugares mágicos para aprender mejor.
El mago de la creatividad, quien en realidad es un mago de la pedagogía, asintió y abrazando cariñosamente a su sobrina prometió llevarla cuando planeara uno de sus mágicos viajes; mientras la niña sonriente y emocionada le entregaba discretamente su grandioso globito.
Y colorado colorín, este cuento dedicado al Mago de la Pedagogía Táctil, ha llegado a su fin.
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Un lindo cuento como todo lo que nos comparte Hit.
Y si la pedagogía es magia, muchos podrán enseñar pero el pedagogo facilita esa enseñanza con la magia que tiene su conocimiento y su aprende enseñar.
Estimada licenciada, el cuento fue dedicado a una persona que se ha especializado en niños con discapacidad visual y como usted lo menciona es un gran pedagogo que ha sabido motiva e inspirar a los niños con su magia y su pedagogía táctil. Saludos cordiales
Muy bonito cuento, y confirmo una vez más que la pedagogía necesita de maestros magos que utilicen su creatividad e imaginación para enseñar con el alma y el corazón
Estimada Lilia, gracias por tu comentario, el cual retrata de una manera muy exacta al doctor Ignacio Santiesteban Niebla, a quien como se comenta en el texto del cuento le fue dedicado éste. Saludos cordiales.