Hola, mi nombre es Noemí Arguelles Medécigo, vivo en la Ciudad de México, soy una persona que le gusta decirle sí a la vida a pesar de todo, a pesar de mis miedos, de mis dificultades, de mis tropiezos, de mis lágrimas y de mis pérdidas.
Lo primero que quiero hacer, es agradecer a José Antonio Anguiano Cortés por haberme invitado a participar en este espacio, que me parece puede ser muy enriquecedor.
Me emociona la idea de poder compartir algunas experiencias y vivencias personales, que vinieron a darle un giro a mi vida, que me han llevado a descubrir y transitar por nuevos caminos y a poder trascender en la vida.
Todo inició con la pérdida gradual de mi vista en la adolescencia y a partir de ese acontecimiento, que comenzó poco a poco con pequeñas pérdidas, me colocaría dos décadas más adelante, frente al gran desafío de la ceguera.
Recuerdo ese día, en que mi papá llevó a consulta con el oftalmólogo a mi hermano Jorge, que se empezó a dar cuenta de la dificultad para ver en la oscuridad, al regresar a casa noté la preocupación de mi padre y mi hermano.
Mi papá platicó con mis hermanos y conmigo, nos preguntó si habíamos notado que nos costara trabajo ver en la oscuridad, porque el oftalmólogo le dijo que podría tratarse de ceguera nocturna o de una enfermedad hereditaria que se llama retinosis pigmentaria y que era importante que nos valoraran a todos.
Días después fuimos valorados en el Hospital de la ceguera, donde al realizar algunos estudios del fondo de ojo, observaron pigmento en la retina y confirmaron el diagnóstico.
La retinosis pigmentaria es una enfermedad hereditaria progresiva y degenerativa de la retina, que se manifiesta con la pérdida del campo visual periférico, posteriormente afecta la visión central, provocando la ceguera.
El impacto de la noticia fue muy fuerte, causando desconcierto y preocupación en la familia.
Fue difícil creer que teníamos una enfermedad incurable, que poco a poco avanzaría hasta llevarnos a la ceguera.
Así transcurrieron algunos años, sin una aparente limitación, En ese tiempo sólo pensaba que faltaba mucho tiempo para que la retinosis avanzara, y conservaba la esperanza de que se descubriera algún tratamiento.
Yo realizaba mis actividades cotidianas de manera normal, manejaba mi automóvil para ir a trabajar, era maestra de primaria, estaba casada y tenía una hija.
A la edad de treinta años, comencé a sentir inseguridad para manejar, me di cuenta que mi campo visual estaba disminuyendo, pues estuve a punto de atropellar a una persona y eso me asustó. Entonces decidí que era mejor dejar de manejar y moverme en transporte público.
La búsqueda de un nuevo camino
En el año 2002, a la edad de 38 años, decido retirarme como maestra de Primaria porque ya presentaba algunas dificultades para el manejo del grupo, aunque pude haberme quedado un par de años más, pues mi agudeza visual era buena, preferí pensionarme y emprender un nuevo camino.
Me anticipé porque mi intuición me decía que debía prepararme para una nueva etapa. Yo no sabía que iba a ser de mi vida, sentía miedo a lo desconocido o a la ceguera, pero lo que sí sabía era que debía prepararme, y tener recursos a mi favor para que la ceguera no me sorprendiera.
Tenía que darle un nuevo sentido a mi vida, se me ocurrió que siendo maestra, podría dar clases de braille.
Ingresé al Comité Internacional Prociegos, que por cierto me quedaba muy lejos y al principio me trasladaba en taxi.
Los primeros días me sentía rara, me cuestionaba si era el momento de tomar la rehabilitación o esperar a que perdiera más visión. Observaba cómo algunas personas ciegas se movían con su bastón, comencé a sentir asombro, curiosidad, tristeza.
En el grupo donde yo estaba, conocí compañeros de baja visión y ciegos, el encuentro con ellos me hizo sentirme acompañada, era un grupo muy dinámico y participativo, era como regresar a la escuelita; teníamos actividades de integración, orientación y movilidad, donde aprendí a usar el bastón, aunque al principio me daba pena, ahora es un compañero inseparable.
Fue una etapa interesante y enriquecedora, donde aprendí nuevas habilidades, como el sistema braille y el uso de la computadora con un sistema parlante , también aprendí a tocar un poco la guitarra y formé parte de la rondalla.
Cuando terminé la rehabilitación, decidí quedarme como voluntaria para dar clases de braille; movida por la inquietud de seguirme superando en el área del desarrollo humano, me formé como logoterapeuta, en la Sociedad Mexicana de Análisis Existencial y ofrecí mis servicios de terapeuta al Comité durante algunos años.
Cuando la ceguera llegó, ya contaba con los recursos y herramientas que fui adquiriendo para afrontarla, y eso me ha ayudado.
Actualmente ofrezco mis servicios en casa.
Durante este camino, en algunas ocasiones, he sentido nostalgia, tristeza y enojo; SE que es parte de mi duelo, el reconocer y compartir estas emociones con otras personas que pasan por lo mismo, expresarlo en la terapia me ha ayudado mucho.
También reconozco que, existe en mí y en cada uno de nosotros, esa fuerza desafiante que viene del Espíritu y nos da el coraje para afrontar las situaciones adversas, y seguir encontrando nuevos sentidos en nuestras vidas.
La logoterapia se basa en un principio que dice que la vida tiene sentido bajo cualquier circunstancia, también nos enseña que en la vida hay factores que nos condicionan, pero no nos determinan.
La ceguera es una condición de vida, pero no me determina.
Para mí la ceguera ha sido un motor, que me ha movido a buscar sentido a mi vida, aunque no sea fácil y a veces me desespero o siento impotencia, aprendo a tenerme paciencia y poner mi mejor intención.
En hora buena Noemí muchas felicidades por el gran sentido que le das a la vida, tu inspiración me siento orgulloso de ti y de mi ENTRAÑABLE Amigo el Contador Anguiano que logró a base de esfuerzo crear esta página que esta RICA DE INPIRACION, gracias a sus fundadores.
Don Austreberto como está?, es un orgullo para nosotros que empresarios como usted se den el tiempo para leer nuestro blog, lo que nos motiva y nos obliga a tratar de ser cada día mejores. Sus comentarios acerca de Noemí se los hemos hecho llegar de una manera muy especial y coincidimos en que es una gran mujer. Saludos afectuosos.
Tengo el gusto de conocer a Noemi. Es una gran persona, que bueno que ha compartido un poco de su vida en este lugar. Gracias.
Hola Juan Carlos, gracias por dejarnos tus comentarios, esperamos seguir contando con la participación de personas tan valiosas como Noemí