“Nací en el año de 1993, Con 800 gramos de peso, 28 centímetros de longitud y con tan solo 5 meses de gestación, enfrentando la etapa más difícil de mi vida, demostrándole a mis padres, a mi familia y al mundo entero, que había llegado para quedarme, para luchar, para vivir”
Mi historia inicia una noche de julio de 1993, mi mamá Norma tenía algunos días en cama por molestias aparentemente normales en un embarazo, de pronto vinieron dolores de parto, algo no estaba bien, yo ya había decidido nacer, pero las condiciones prematuras del parto ponían mi vida en un gran riesgo, mi pequeño cuerpecito estaba aún inmaduro y la batalla contra las primeras horas de vida sería crítica.
También para mi papá Ricardo fueron momentos muy difíciles, momentos de decidir entre desconectar los aparatos que me mantenían con vida o esperar un milagro, un milagro que de pronto cambiaría la vida de toda la familia, yo continuaba mi lucha. Después de vivir 3 meses en el hospital, bajo el celoso cuidado de mis padres, doctores y familiares, por fin me dieron de alta.
Al darme de alta, nos trasladamos toda mi familia a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, poniéndome en manos del doctor Jesús Vidauri, un destacado oftalmólogo pediatra, quien se enfrentaría a uno de los retos más importantes de su carrera, sometiendo a una bebe prematura, a tres cirugías y logrando salvar la vista de uno de mis ojos.
Nuevamente me dieron de alta, mis padres me llevaron a la casa de mi abuelita, siempre conectada a los equipos médicos necesarios para tomar mis signos vitales, de esa manera, poco a poco fui creciendo y madurando hasta que pude respirar por mí misma.
A los 6 meses de edad, mis papás me llevaron al Centro de Rehabilitación y Educación Especial en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en donde poco a poco fui fortaleciendo mi cuerpo y en donde me ayudaron a dar mi primer paso, el cual me costó mucho trabajo y fuerza de voluntad.
Es así como inicié entonces una vida como cualquier otra persona, pero pronto vendría otro nuevo reto, la escuela, mis padres tomaron otra decisión trascendental, asistiría a una escuela común, en donde conviví con niños sin ninguna discapacidad.
Si bien el apoyo de mis maestros fue incondicional, algunas veces cometían el error de sobreprotegerme, por temor a ponerme en riesgo, limitándome en ciertas actividades como lo es el deporte. Nuevamente demostré como convertir la adversidad en éxito y lejos de conformarme, llegué a un acuerdo con la Institución, ingresé a un equipo de atletismo para personas con discapacidad.
Al poco tiempo de haberme integrado al equipo de atletismo, conseguí mis primeras medallas, lo que me permitió participar, en el año 2007, en los Juegos Paralímpicos Nacionales, celebrados en la ciudad de Puebla, donde obtuve medallas de oro, plata y bronce, en 400, 200 y 100 metros planos respectivamente; volví a participar en la edición del 2008, celebrada en Tamaulipas, en donde obtuve medalla de plata en 200, 400 y 800 metros planos; recibiendo las preseas de manos del entonces Gobernador de dicho estado, Eugenio Hernández Flores y un reconocimiento de parte del entonces Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa.
En el 2012, con el apoyo de mi familia y la Coordinación de Atención para Personas con Discapacidad, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, entré a la Unidad Académica de Derecho y Ciencias Sociales, a cursar la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación; si bien recién nacida los doctores no podían asegurar que pudiera siquiera caminar, comunicarme de manera clara o incluso pasar la noche, gracias a mi empeño y dedicación estaba ya cursando una carrera universitaria.
Buscando seguir superándome y con la inquietud que siempre me impulsó a lograr muchas cosas, en el año 2014, y gracias al Programa de Movilidad Estudiantil Nacional, tuve la oportunidad de cursar un semestre en la Universidad Nacional Autónoma de México, emprendiendo así, un viaje que me llevó a descubrir que tenía la capacidad de convertirme en una persona autosuficiente, desprendiéndome de mi ciudad natal, de mi familia e iniciando un nuevo ciclo en otra escuela y una ciudad totalmente diferente, en donde tuve que aprender las actividades cotidianas como cocinar, hacer el super o simplemente ir sola a la tienda de la esquina, siendo retos más difíciles de lo que pensaba.
Durante mis estudios y a mi regreso, realicé mis prácticas profesionales en Televisa Victoria, y mi servicio social en el área de televisión de la facultad, en donde sembré buenas relaciones, cosechando grandes amistades que permanecen hasta el día de hoy.
En agosto del año 2018, presenté mi examen general de materias para titularme, obteniendo como resultado mención honorífica por unanimidad de parte de mis sinodales. Al obtener mi título, regresé a la Ciudad de México y actualmente participo en entrevistas laborales, buscando poner en práctica mi aprendizaje y con el deseo de demostrar que la discapacidad, no representa limitaciones ni barreras para obtener lo que cada persona se propone.
Te invitamos a que conozcas otra historia de vida de nuestro blog en el siguiente enlace: https://hitdiscapacidad.com/2021/03/07/historia-de-mi-vida-erika-ortiz/